Se trata de un juego colectivo en donde todo el grupo intentará, en el menor tiempo posible, aportar un total de diez objetos e identificarlos que previamente el profesor o profesora ha escondido.
Ejemplos de objetos a esconder y a fin de trabajar un modelo de disciplinareidad transversal sobre la educación ambiental y a la vez poder involucrar a otras áreas, trabajando modelos multidisciplinares (preparando la actividad desde el aula) y/o interdisciplinares (compartiendo en el medio natural la propia experiencia), son:
Moldes de escayola con huellas de animales
Botes (por ejemplo de carretes de fotos) con diversos objetos no degradables en su interior.
Sobres de plástico con hojas de diferentes especies de árboles.
Bolsas pequeñas con plantas y hierbas medicinales, aromáticas, alimenticias ...
Egagropilas o excrementos estudiados con anterioridad.
Minerales no comunes de la zona.
El objetivo fundamental del juego es que cada chico o chica se muestren autónomos reconociendo un espacio natural casi desconocido.
Para este juego se necesitarán conocimientos elementales del uso de la brújula, así como saber medir el terreno a partir de pasos (previamente se habrá conocido su longitud mediante talonamiento). El juego comienza reuniendo a todo el grupo junto a la mesa de control en la zona de salida, que está marcada con unas líneas en el suelo que orientan el ángulo en el que se encuentra comprendido el terreno de juego. El profesor o profesora hará una señal con la que se dará el aviso de que el juego ha concluido cuando le presentan todos los objetos reunidos. Los jugadores y jugadoras se organizan por grupos y definen la estrategia de búsqueda que seguirán.
Los objetos repartidos por las zonas estarán escondidos, aunque tienen que ser visibles a una distancia de aproximadamente dos metros. En cada zona pueden colocarse hasta un máximo de cinco objetos, siendo recomendable que haya al menos tres zonas. Se entiende por zona un espacio circular no marcado, con un radio de aproximadamente 20 metros en cuyo interior se esconden los objetos.
Al objeto se puede llegar directamente, es decir, localizando uno de ellos, con lo cual se sabe que próximo a él puede haber hasta cuatro objetos más, y también se puede localizar un círculo de zona por balizas de aproximación (indicadores que marcan el rumbo y distancia).
Se colocaran también balizas de límite que nos indicarán el espacio de terreno donde realizamos el juego y del cual no deben salirse.
Como espacio natural seleccionado para este tipo de actividad, se propone un entorno próximo a Albacete (15 Km) donde se debería desplazar al alumnado del centro en autobús, pero que no ocuparía la actividad más tiempo que la jornada escolar. El lugar es conocido como La Marmota (Morra Encantada) cercano al río Júcar y probablemente conocido en parte por casi todos.